¿Juegos móviles o juegos de azar móviles? Mujer de Washington demanda a un desarrollador de juegos por un juego adictivo


En una época en la que juegos móviles se ha convertido en un elemento básico del entretenimiento digital, una demanda reciente presentada por una mujer de Washington contra un desarrollador de juegos plantea dudas sobre la delgada línea que separa los juegos de azar. Janna Schudde ha emprendido acciones legales contra Dream Games Teknoloji Anonim Şirket, los creadores del popular juego móvil Royal Match, alegando que su mecánica infringe las leyes estatales sobre juegos de azar al fomentar conductas adictivas.
Conclusiones clave:
- El meollo del asunto: Una demanda alega que la mecánica de juego de Royal Match empuja a los jugadores a la adicción y al gasto excesivo.
- Precedentes legales y definiciones: El caso se basa en sentencias legales anteriores y en las leyes de juego de Washington para demostrar su punto de vista.
- El panorama general: Esta demanda podría tener implicaciones sobre el funcionamiento y la comercialización de los juegos gratuitos en el futuro.
Royal Match, un juego de combinación de fichas que invita a los jugadores a ayudar a un rey a restaurar su castillo, se ha visto en el centro de una demanda colectiva presentada ante el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Oeste de Washington. La demanda de Schudde, presentada el 8 de agosto, se centra en el diseño del juego, que según ella manipula las probabilidades de éxito para obligar a los jugadores a comprar monedas de oro virtuales desde la aplicación. Esto, según la demanda, constituye un juego ilegal según la ley del estado de Washington.
El quid del argumento es que el juego incita a los jugadores a gastar dinero real en monedas virtuales, que luego se apuestan en función de los resultados del juego que no están bajo el control del jugador, un escenario que refleja la definición de juego del estado. Schudde afirma que este modelo no solo la alentó a gastar más de 900 dólares, sino que también está diseñado fundamentalmente para aprovechar los factores desencadenantes psicológicos de una manera similar a juegos de casino.
Esta no es la primera vez que los juegos móviles han sido analizados bajo la lente de las leyes de juego. La demanda hace referencia a la sentencia del Noveno Circuito de 2018 en el caso Kater contra Churchill Downs Inc., que determinó que los objetos virtuales del juego Big Fish Casino constituían «objetos de valor», lo que alineó el juego con las prácticas de juego ilegales. El equipo legal de Schudde, dirigido por Omer Salik, de Carter Arnett Bennett Perez PLLC, se propone establecer paralelismos entre estos casos para impugnar la legalidad de las estrategias de monetización de Royal Match.
Las implicaciones de esta demanda se extienden más allá de un solo juego o desarrollador. Con el aumento vertiginoso de los ingresos derivados de los juegos móviles (solo Dream Games informó de un gasto de 3 000 millones de dólares en jugadores en mayo de 2024), tanto los reguladores como los desarrolladores se ven obligados a reevaluar la ética y la legalidad de las compras desde la aplicación. Este caso también pone de manifiesto el carácter engañoso de la etiqueta «free-to-play», que con frecuencia oculta la posibilidad de que se generen importantes gastos financieros en objetos del juego, lo que afecta desproporcionadamente a los jugadores del sector que gastan mucho dinero.
Dado que Schudde busca certificar la demanda colectiva y presentar una demanda por daños y perjuicios, el resultado de esta demanda podría sentar un precedente que afecte a la forma en que se diseñan, comercializan y regulan los juegos móviles. Plantea cuestiones importantes sobre la protección del consumidor, la definición de los juegos de azar y las responsabilidades de los desarrolladores de juegos para con su base de jugadores.
En un panorama en el que las economías digitales y del mundo real se cruzan cada vez más, esta demanda sirve como un poderoso recordatorio de la necesidad continua de claridad, equidad y transparencia en la industria de los juegos móviles. Queda por ver si este caso provocará un cambio en la industria o simplemente será un obstáculo en su rápido crecimiento, pero es innegable que pone de relieve los desafíos cambiantes en la intersección de la tecnología, la ley y la ética en el entretenimiento digital.
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